ESPOSAS MASCOTA

El que tiene tienda que la atienda y sino que... La renegocie o venda. 

Esta sería una buena frase para empezar este tema reconociendo que muy a pesar de los años, de las luchas, de los gritos de protesta, de las batallas, de las heridas de muerte en el intento, la mujer valiente y no sumisa, sigue siendo ese "lado flaco" de todo macho Alfa no evolucionado, quien ya sea en su estado mas básico o en su mas avanzado de estudio, no es otro mas que ese ser que no acepta que una "inferior" tenga tanto ahínco para hablar, para desenvolverse, para conseguir y alcanzar metas, criar a sus hijos al tiempo que trabaja, va al gimnasio, al mercado y a ponerse cada día mas bella, entre otras virtudes. En pleno siglo por el que cruzamos, sigue siendo la mujer un concepto tan amenazante, un cúmulo evidente de tanto poder interno y de rápida exteriorización, que de un golpe, o de un grito, de una mordaz frase, o calificativo, o de una decrépita posición laboral, se pretende acallar su voz con todo y sus intentos. Es aquí de estas múltiples facetas del hombre equívoco y machista, que nace la "esposa mascota". Aquella mujer que apuesta todo por su relación, ama a su esposo y resiste la agobiante soledad para que su "super plan de amar y ser amada" no se vaya por el caño. Aquella mujer que se seca de a poco en poco, noche tras noche, y cuyo vacío no se nota, ni se siente, ni se escucha, por mas que ella lo haya gritado!. La "esposa mascota": una no tan nueva modalidad de abandono y de indiferencia, de dejar todo a la inercia del importaculismo, y que sea el viento o el "otro" quien se encargue de sus "bobadas del corazón y del sentir". El autoproclamado buen esposo, solo le interesa ocuparse  -al igual que hace un criador con su mascota-  de sacarla a pasear, como, cuando, y donde él desee. De darle de comer, de hacerle arreglar el pelo, las uñas, y ya de sus pasiones, gustos, fantasías, placeres, inquietudes, posiciones religiosas, políticas, humanas, de eso...El de eso no quiere enterarse, demasiado hace ya con darle un esposo a su apellido.  

Esta "esposa mascota", indistintamente de cual sea su "pedigree", sufre las mismas luchas internas a diario, ya no es solo rival de otra u otras mujeres, sino también del internet, del juego, de la pornografía, y otros tantos vicios de su hombre, que lo alejan de ella, lo hacen ausentarse y nunca estar presto para escuchar ni ver lo que tiene en sus manos. Ella tristemente al igual que una mascota solo significa compañía. Tiene el papel secundario, cuando soñaba con que le dieran a punta de besos y de loca pasión el papel protagónico. Es muy consciente de que inspira cosas buenas pero no candentes. Su hombre no la desea. Solo la mira, pasa su mano por su pelo y quizá se ofrezca a cepillarselo como si fuese un cachorro.  La toca, le habla, pero como a un peluche de mesita de noche. No le interesa qué fulgores salgan de su piel ni de su cerebro, lo que exprese con su boca, o con su cuerpo; esos asuntos que diablos le pueden a él importar si ya tiene quien le caliente su lado vacío de la cama. Para este hombre es importante llamarla suya y que nadie se la mire ni toque, ya de sus vacíos que se encargue el inescrupuloso tiempo, que determina las fichas del juego y pondrá tarde o temprano a ganar o a perder al mejor apostador.

Comentarios

  1. Que buen escrito ojala muchas mujeres mascotas que hay en la actualidad rompieran esa cuerda que las une a su amo y fueran libres. Se dieran cuenta que vivir atadas por diferentes situaciones (hijos, compañía, economía o sociedad) no las ayuda a superarse como persona y realmente a ser amadas de verdad. El machismo nos está llevando a que la mujer tenga que aguantar todo en pleno siglo XXI ojo mujeres hay que despertar. Excelente artículo

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