CUANDO LAS MUJERES NOS VOLVIMOS PUTAS
Propietaria de unos sueños que parió bajo cesárea y con esperanza de cielo azul, los instrumentos de su orquesta, el mejor proyecto que sin duda le hará resistir los puños cerrados.
Emperatriz de cristales rotos, tirada a la lona perdiendo sus dientes en el intento de sonreirle de frente a la ironía de un violento amor, sigue amarrando con cintas de su telar sus clavículas rotas y su vientre maltrecho, mientras decide como reinventar su voz.
Vaya que es hermosa!. Ahora cobra sentido su impúdica presencia y como reta con su puño en alto a quien la silencia. En sus luchas no ha disimulado ni sus caderas, ni su boca; conoce bien el sabor de la libertad que brinda reclamar a grito herido la gloria que se ha ganado.
Toma las riendas y aclara su voz, muerta no está. Y no posee vergüenzas, excepto la de tomar a destiempo lo que el tiempo no le ha dado; por todo lo demás no se pregunta, -no le interesa- en que momento el ser libre, ser chola, ser india, ser blanca, ser negra, ser auténtica, ser líder, uterina ó no, ser lesbiana ó hetero, la convirtió en "ESA PUTA!".
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