ENVIDIA: NI DESPERTARLA NI SENTIRLA



"Envidia:  es mejor despertarla que sentirla", mencionaría hace algunos años un famoso comercial de televisión. 


Y hasta hoy se ha quedado en la boca y sobre todo en las fantasías de muchas personas; aquellas que por diversas razones no solo sienten secretamente el deseo de estar en los zapatos del otro, en su empleo, en su cuerpo, con su pelo, con su auto, con su esposo o esposa, con el tamaño de su chequera, etc, sino también y casi en paralelo con la obsesiva idea de que otros anhelan estar en su "preciado" lugar. Hacen algo así como un efecto espejo de su propio padecimiento y creen que son "dignos" de envidia. Así que usan la fatal frase "envidia: mejor despertarla que sentirla".  Osea, "ámenme que soy mas, u odienme por sentirme menos". 




Los medios en un compulsivo y constante bombardeo de modos de vida ideales, han agudizado este trastorno que yo lo llamo "mi complejo por ese otro que no soy yo", haciendo que personas de diferentes partes del mundo, en diferentes circunstancias, agudicen su deseo de mostrar y convencer a otros de una placidez, felicidad, riqueza, y "estado perfecto", que a leguas se nota no existir. Esa constante hambre de mostrar y ser lo que no es, ni se tiene y odiar en secreto a la amiga, al amigo, al hermano, al pariente, al vecino, por lo que este en verdad ha logrado y ellos aún no, los ha convertido en sonrientes solapados, críticos destructivos, amigos de beso en la mejilla pero de perversos deseos internos, de auto-comparaciones "él es, pero yo soy mas", "esta tiene, pero yo lo tengo mejor", palabras retorcidas, y hasta descripciones crueles que no demuestran sino un profundo lleno de nada, soledad interna y una ausencia total de amor propio, de complicidad consigo mismo y de AUTENTICIDAD.  Ese mirar de arriba a abajo y criticar a la espalda con la imposibilidad de decir algo sano, algo bonito. 

Por boca de las personas que viven este lamentable estado, no sale amor, no sale verdad, no sale nada impoluto, es como si algo se hubiese apoderado de su natural bondad y los haya convertido en fingidos y crueles seres humanos que se levantan vacíos y ausentes de si mismos, concentrados en la vida del otro, negándose la valiosa oportunidad de vivir la propia, que por demás sería mas bella y maravillosa tan solo si lo intentaran. 


Lastimosamente estas personas creen que no se les nota, y como así lo creen y además nadie se los dice pues siguen su vida auto flagelándose. PERO SE EQUIVOCAN! porque este feo hábito o defecto de tan desagradable que es, se sale por los poros como un mal olor. Por tanto -los que se sientan identificados- ya sea porque lo padecen o porque lo viven con otras personas, deberán auto corregirse o alejarse, en el caso de ser víctimas de personas así, porque créanme, son tóxicas como la peste. 



Así que a hacer balance PERO DE VERDAD! a silenciarse, y a AMAR de verdad. Y amar no es salir gritando "te amo" y moviendo la cola a cuanto pase, no. Ni predicar en face, o en redes, o en grupos lo buenos que somos, no!. Amar-se, es un simple estado que si se tiene rebosante, saldrá de forma natural, sin tensiones, sin gritarlo ni anunciarlo, porque no es un producto de plaza de mercado, es nuestra esencia vital. Lo único quizá que de tan propio que es nos determina lo que somos, y nos determina lo que hacemos. Es lo único -a parte de la gratitud- que nos podemos permitir en exceso.   



Hagamos que pase de moda esta cruel y auto-destructiva tendencia, y que se suelte ese pesado grillete que implica querer ser otro, o ir soñando por ahí con rivales imaginarios que "anhelan" nuestra vida. -Ni que fuésemos tanto para ello!-. Recuerda que esa persona a la que le envidias su estado, ya sea económico, físico, sentimental, laboral, deportivo, etc, HA TENIDO QUE LUCHAR MUCHO POR LLEGAR A ESE PUNTO DONDE ESTÁ. 



Así que a luchar nuestras propias batallas, con nuestras propias herramientas, en franca lid. 


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